Lantia

 

 

Lantia: Farol o linterna usado para iluminar la bitácora.

 

Así como durante las oscuras guardias nocturnas en la mar hacían uso de un farol que dejara entrever el rumbo,  sacar a la luz algunas vivencias sirvan de reflexión, propia o ajena.

 Dejo aquí algunos momentos de la vida, la de otros, la mía, que entretengan, que durante la lectura al menos nos haga desconectar un rato. Quizá no sirva de nada, quizá a algún viajero le sirva, le ilumine en su camino, quizá, con el paso del tiempo, al releerlos volviendo la vista atrás obtenga grandes lecciones aprendidas de mis propios errores.

¿Por qué me he decidido por esta imagen para presentarme? ¿Exhibicionismo? Todo está en los ojos del que mire. Ha todo tipo de miradas: las hay atravesadas y sucias. Las hay inocentes, perversas, algunas cargadas de malas intenciones, otras bondadosas. Me gustan las miradas curiosas, esas que se fijan tratando de sacar algo nuevo de aquello que ven. Me quedo con las miradas limpias, las inteligentes, las que quieren  ver más allá de lo que sus ojos alcanzan.

Aquí todo tiene un por qué.  Esta foto, como todas las imágenes que dejaré,  tiene un pasado, formó parte de algo que en su día fue hermoso. Esta foto representa para mi la confianza ciega. Creo no dejar casi nada en este blog al azar, y todo tiene su por qué, su historia, como esta imagen.

Algunos creerán que muestro una teta y, sinceramente, me importa un bledo las opiniones que saquen al respecto. Otros verán algo más, intuirán que mi intento es el de mostrar parte de lo que llevo dentro, de aquello que no ves en las personas con las que te cruzas por la calle. Quizá lo que pretendo en cierto modo es abrirle el corazón a todo el que quiera asomarse. A veces hay que adentrar un poco más en la gente para saber qué tratan de decir, de expresar.

Y claro, como no, siempre una imagen de una teta induce a algunos que no lo harían a leer cuando no lo harían viendo la típica puesta de sol, aunque esta última sea más hermosa. Todo esto, en cierto modo es compartir.

Pero no creáis, mi modo de escribir es improvisado, no busco con antelación un tema ni lo desarrollo poco a poco. Simplemente me siento y escribo, sin pensar en el por qué. Sólo dejo llevar los dedos delante del teclado siguiendo el dictado del ¿subconsciente?. Y aquí se queda lo parido, sin correcciones. Disculpad los fallos gramaticales que puedan haber. Corregir lo escrito hace que en ocasiones cambie el sentido de lo plasmado, hace perder la espontaneidad a este rincón, y no deseo eso.

Y poco más. Aún ando reformando este espacio. Estoy de obras intentando convertir esto en un lugar cálido, en el que el que entre pueda sentirse como en casa. Eso sí, no olvidéis, en casa sucede de todo: hay confianza, risas, pero también enfados y tristezas. Lo importante es sentirse cómodo, libre para opinar, para pensar, para expresar. Siempre, por supuesto, respetando al de al lado.

Bienvenidos